La Escuela de Ingenieros de Minas y Energía de Madrid necesitaba un nuevo espacio polivalente para ampliar la Casa del Alumno, su cafetería actual, y que sirviera como un aula de carácter más abierto.
Aprovechando la terraza de la cubierta de la cafetería, anteriormente clausurada para evitar lo ruidos de los alumnos al utilizarla, se plantea una construcción ligera, con posibilidad de ser desmontada si en un futuro se requiriera.
Se recurre a una arquitectura de invernadero, con estructura de acero galvanizado y cerramientos de policarbonato. El resto de la obra son las instalaciones necesarias para su uso: electricidad, iluminación, clima, proyección y sistemas de megafonía.
Las instalaciones van vistas, soportadas en las cerchas de la estructura se integran en cajones de chapa que incluyen rejillas de impulsión, de retorno y las luminarias. Un zócalo registrable que separa el policarbonato del suelo incorpora la electricidad y los enchufes necesarios.
Para limitar el uso de la instalación de climatización se utiliza pared de doble policarbonato para aumentar el aislamiento del aula y se incorpora un sistema de ventilación natural con una apertura automatizada en cubierta para extraer el aire caliente. También se incorpora una pantalla térmica, que se puede extender o recoger para controlar la temperatura interior y la radiación solar.
La situación del aula, dentro de un patio con edificios que le superan en altura y el único frente abierto con arbolado de porte de hoja perenne permite esta solución sin arrastrar los problemas de la excesiva radiación solar.
El aula integra en su interior una exposición de minerales de cobre. Ésta se incorpora entre las dos capas de policarbonato, dejando una franja transparente al interior, cambiando el policarbonato celular por uno transparente compacto. A través de vinilos se integran también fotografías de todo el proceso del cobre desde su extracción y transformación hasta su utilización.
{{item.text_origin}}