Tipología:Cultura / Ocio Restaurante
Material:Hormigón
Fecha:2021
Ciudad:Zaragoza
País:España
Fotógrafo:Rubén Pérez Bescós
El complejo deportivo Miralbueno-El Olivar tiene su origen en los años 1960, con la compra de dos fincas y el encargo al arquitecto zaragozano José Romero de dos piscinas y un parque familiar. Posteriormente, la vivienda agrícola existente fue ampliada para su uso como bar de verano. En 2007, con la ampliación de las instalaciones hacia el sur, esta edificación pasó a ocupar el centro de la nueva parcela, en el cruce de diversos recorridos interiores, rodeada de zonas verdes. Inicialmente se planteó su rehabilitación y ampliación, dada su significación en la historia del centro, pero su precariedad constructiva, y la ampliación del programa de necesidades, llevaron a la decisión de levantar un nuevo edificio.
Concebido como punto de encuentro, el proyecto explora la idea de pabellón rodeado de zonas verdes. La propuesta formal materializa el trazado de las sendas y caminos, que dibujan el movimiento de los usuarios. Frente a la situación previa, en la que el edificio original fue rodeado de pérgolas para hostelería, el nuevo edificio conforma una logia exterior que entronca con los diferentes recorridos, invitando al usuario a pasar y propiciando el encuentro.
Las aberturas y el despliegue de los muros de hormigón conforman este espacio intersticial, como estancia exterior cubierta que envuelve los espacios interiores, y establece conexiones que reactivan los recorridos del centro. Esta logia exterior permite colocar mesas al aire libre bajo cubierto, reduciendo su impacto visual. La forma de las aperturas —con las sombras resultantes— y las vistas enmarcadas sobre las zonas arboladas protagonizan este espacio.
El trazado de los muros responde al movimiento alrededor del edificio y a las diferentes aproximaciones desde cada orientación, mientras que los arcos establecen referencias con los huecos en los muros de carga del edificio inicial. Los muros curvos de planta baja propician la relación cóncavo/convexo entre el exterior y el interior de la logia, y definen el perímetro de la terraza de la planta primera —consecuencia del retranqueo de las fachadas—, con vistas a las zonas verdes y las instalaciones deportivas.
Materialmente, el edificio se caracteriza por el contraste entre la masa de los muros de hormigón armado —con diferentes geometrías—, y los tersos paños de vidrio sobre muros cortina. En la fachada interior de la planta baja, el cerramiento de las zonas opacas es de aluminio extrusionado. Los interiores son neutros y luminosos, con techos fonoabsorbentes de aluminio en las salas. Los diferentes espacios —interiores y exteriores— responden a la idea de generar ámbitos confortables para el encuentro y la relación, en un lugar abierto y dinámico.
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