Tipología:Nave industrial Rehabilitación
Material:Hormigón Acero
Fecha:2016 - 2021
Ciudad:Mondragón (Guipúzcoa)
País:España
Fotógrafo:Marcos Morilla
El conjunto fabril que levantó en el municipio de Arrasate-Mondragón la Unión Cerrajera, compañía fundada en 1906 y dedicada a la fabricación de cerraduras, constaba inicialmente de tres bloques de planta baja más dos alturas. Los dos primeros fueron levantados en 1931, y tras 68 años en pie se derribaron para dar paso a posteriores desarrollos urbanísticos. Uno cumplía las funciones de cerrajería y el otro funcionaba como almacén de obra elaborada. El inmueble central —el único superviviente—, se finalizó en 1939, y servía de acceso a la fábrica. Edificado sobre el cauce del río Deva, y proyectado por el arquitecto Luis Astiazarán (1898-1969), el edificio de entrada era el más emblemático y el que daba imagen al conjunto. También conocido como ‘edificio del reloj’, el Kulturola es uno de los elementos más significativos de la memoria industrial del municipio guipuzcoano, y uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura industrial del Movimiento Moderno en Euskadi. Catalogado en el Inventario General de Patrimonio Cultural Vasco como Bien de Interés Cultural protegido con la categoría de Monumento desde 2004, el Kulturola ha sido ahora recuperado para usos culturales.
La rehabilitación buscaba recuperar y potenciar, mediante una actuación contemporánea, los valores de la arquitectura industrial moderna presentes en el edificio, como la singularidad, el valor de conjunto, su vinculación con el paisaje y con el río, la representatividad tipológica y la singularidad constructiva.
El pasadizo que atraviesa el edificio en planta baja —antiguo acceso al conjunto— se incorpora al espacio urbano y a la vez configura un gran umbral de entrada, convirtiéndose en un lugar de actividades a cubierto. El proyecto devuelve a las fachadas la composición original de los huecos, utilizando unas carpinterías de acero de mínima sección con los antiguos despieces. En la cubierta se restituyen los lucernarios originales, recuperando la espacialidad y la iluminación cenital de las plantas superiores. Se conserva asimismo la antigua escalera histórica y se proyecta un nuevo núcleo vertical teñido de rojo —el color corporativo de la compañía—, evocando el hierro fundido de la actividad original del edificio. Se pone en valor la estructura de hormigón con vigas de gran canto en los techos, dejando las instalaciones vistas a fin de mantener la atmósfera industrial del edificio y cuidando la compartimentación interior para conseguir la neutralidad espacial de la construcción original.
La intervención supone la recuperación de una huella, en el territorio y el paisaje, de la historia, la industria y la sociedad del municipio y del País Vasco.
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