La propuesta del estudio danés dirigido por la arquitecta Dorte Mandrup ha resultado ganadora de un concurso internacional convocado para levantar un centro dedicado a conservar y celebrar la cultura inuit, vinculada a los pueblos indígenas de las regiones árticas de América del Norte. El proyecto del Centro del Patrimonio Inuit en el territorio canadiense de Nunavut se sitúa en el extremo norte de su capital, Iqaluit.
En un contexto que requiere la máxima sensibilidad y la consideración del paisaje, el diseño se inspira en el entorno y el movimiento de la nieve, evocando los accidentes glaciares que se forman por la erosión del viento en una superficie nevada. Estas marcas, que los inuit de Canadá denominan
, les ha servido a estos como sistema natural de orientación. El edificio está tallado en la ladera rocosa, adaptado a las ondulaciones del terreno. Una amplia cubierta pétrea se funde con el paisaje en su movimiento, generando un espacio de reunión al aire libre con vistas despejadas a la vasta tundra. A modo de refugio, el proyecto abraza las colecciones de objetos históricos de los inuit. Una hendidura permite el acceso de luz natural en el interior. Además de galerías expositivas, el centro alberga talleres, oficinas, una cafetería y una tienda, entre otros.
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