Memorial Covid-19 - Argentina 2019

Proyecto Testimonial inspirado en “Las Marchas de las Piedras”

Homenaje a las víctimas de Coronavirus en la República Argentina

La pandemia de Coronavirus sorprendió a la humanidad a mediados de marzo de 2020 causando una devastadora ola de contagios y fallecimientos en la población mundial. La Argentina no fue la excepción a las consecuencias mortales de esta enfermedad, situación que se vio agravada por la mala gestión sanitaria del gobierno argentino.

A la fecha (setiembre 2021) murieron 113.000 personas en suelo argentino.

El gobierno nacional impuso una cuarentena estricta, que quizás justificada al inicio de la pandemia por la incertidumbre de esta nueva enfermedad y el desconocimiento científico total sobre la misma, se prolongó demasiado en el tiempo sin argumento técnicos sólidos y más allá de las necesidades sanitarias, solo motivada por las necesidades políticas de la gestión gubernamental.

Muchos fallecieron por la inevitable tragedia de la pandemia y otros por la negligencia, la corrupción o los disparates geopolíticos del Gobierno.

El drama de la muerte en un estado de cuarentena estricta produjo que la mayoría de los fallecimientos sucedieran en la soledad de un hospital o en confinamiento obligatorio. No tuvieron el debido acompañamiento de los familiares, ni la posibilidad de una despedida final. Muchas personas se quedaron sin poder procesar adecuadamente el duelo de la pérdida de sus seres queridos.

En agosto de 2021 a través de las redes sociales se gestó la “Marcha de las Piedras” en conmemoración de las víctimas de coronavirus y por la inadecuada gestión de la crisis sanitaria por el COVID-19.

Fueron miles de piedras, de todos los colores y tamaños, cada una con un nombre inscripto en ella que rememoran a muchas de las personas que murieron durante lo peor de la cuarentena por el coronavirus y que se fueron sin que sus familiares pudieran darle un último adiós.

Así, en paz, con dolor, pero también con indignación, la “Marcha de las Piedras” se convirtió en un duro grito de protesta, con epicentro en la Plaza de Mayo frente a la Casa de Gobierno.

Los lemas fueron entre otros:

“Son piedras que llevamos en el corazón y tenemos que sanar. Y sanar es amor”

“Depositamos una piedra por cada ausencia, una piedra por cada familiar o amigo que perdimos durante esta pandemia”

“Ellos murieron solos”

Cada uno se expresa y da testimonio de su tiempo a través de sus habilidades, como arquitecto quise homenajear a estas familias y sus ausencias. La iniciativa se materializó a través de un proyecto testimonial de Memorial Nacional Covid-19, Memorial que sirviera para resguardar físicamente esas “Piedras” y generar un espacio de remembranzas de los seres queridos, de reflexión retrospectiva, un lugar del nunca más. Un espacio para estar y acompañar a los que ya no están.

No es un proyecto para construir, es un disparador de ideas, un motivo para reflexionar y repensar donde estamos y a donde vamos como sociedad.

Arq. Marcelo Alonso Crespo

Proyecto

Su emplazamiento en la Plaza de Mayo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires responde al simbolismo nacional de la misma.

Mas allá de que las “Marchas de las Piedras” tuvieron como epicentro esta plaza, la misma fue testigo del transcurrir histórico de la Patria. Grandes acontecimientos de la vida y del devenir de nuestra nación se gestaron allí. Desde la segunda fundación de la ciudad en 1.580, este espacio fue el epicentro del crecimiento del entramado urbano de lo que se terminaría convirtiendo en el centro político del país. En su centro se alza la Pirámide de Mayo que recuerda el espíritu de Libertad de los primeros revolucionarios, el monumento ecuestre que rinde homenaje al General Manuel Belgrano creador de la bandera argentina. Fue el ámbito de las Marchas de “Las Madres de la Plaza de Mayo” que reclamaban por justicia para sus hijos detenidos y desaparecidos durante la dictadura militar de 1976.

Esta plaza también fue, y sigue siendo, sede espontánea de grandes festejos como el regreso a la democracia en 1983, o la locura argentina por el fútbol después de los mundiales de 1978 y 1986. Alegrías y dolor están presentes por igual en este espacio.

Sea como sea, la Plaza de Mayo siempre es el epicentro de las grandes movilizaciones populares que suceden en la Argentina. La “Marcha de las Piedras” no podía ser la excepción más aun cuando estas exponen la mayor tragedia sanitaria de nuestra historia.

El Proyecto propone generar el menor impacto visual a nivel de la plaza desarrollándose en subsuelo, a modo de modernas catacumbas. La Pirámide de Mayo constituye el epicentro de todo el conjunto, alrededor de la misma se diseñó un gran repositorio para las piedras de las marchas y las que a futuro se pudieran enviar de todo el país. Se puede recorrer desde el nivel de la plaza o desde el nivel inferior del Memorial estando presente en la memoria colectiva como hito histórico.

Esta ubicación privilegiada integra acontecimientos pasados (la revolución, las marchas, las reuniones multitudinarias), con este drama contemporáneo. La doble bandeja circular y traslucida de cristal alrededor de la Pirámide recibe y protege a las piedras, a la vez que permite penetrar la luz diurna al subsuelo, generando un dramatismo ambiental al Memorial.

Desarrollado en subsuelo, se accede por dos núcleos de escaleras y ascensores ubicados a los laterales del eje principal de la plaza sin obstruir la fluidez visual de la misma. Con un eje principal en la pirámide y las piedras alrededor, se genera una centralidad que convierten las piedras en protagonistas privilegiadas. El muro circular central de hormigón y los “terraplenes” perimetrales revestidos de granito son borde y soporte de placas conmemorativas que a futuro las personas libremente puedan ir depositando.

Un gran pasillo central genera un recorrido circular y un espacio de reflexión, de intima “conversación” con nuestros seres queridos que honramos y recordamos en este Memorial. Un gran espacio recordatorio no solo de los que ya no están sino también para que como sociedad no repitamos los errores que tantas vidas nos costó.

Arq. Marcelo Alonso Crespo