Situada en el casco histórico de Santiago de Compostela (A Coruña), esta casa consta de un bloque principal y un anexo, los cuales han sido reformados por el estudio gallego de arquitectura
—liderado por Álvaro Marín y Alfonso Castro—, que ha contado con la colaboración de
.
La intervención recupera los muros pétreos originales de la pieza principal, con un metro de espesor, conservando su disposición. A partir de ellos, se han redistribuido los espacios domésticos con huecos que mejoran las conexiones espaciales y visuales entre las estancias. Los forjados han sido reemplazados y la cubierta reconstruida, dotándola de la inclinación adecuada. Con respecto a la fachada, se mantienen las líneas compositivas originales, mientras se unifican dos huecos de la planta baja para generar la entrada del garaje. El exterior presenta un revestimiento con un acabado blanco que incluye un sistema de aislamiento para mejorar la eficiencia energética de la casa.
En el bloque anexo se han realizado labores de conservación y mantenimiento, sin modificar el volumen existente. Debido a su precario estado, se han aplicado refuerzos estructurales y llevado a cabo una importante actuación de acondicionamiento, tanto en el interior como en el exterior. Tras la intervención, el antiguo acceso del anexo se ha convertido en la entrada principal a la vivienda. Las fachadas están revestidas con un entablado vertical de madera de iroko en acabado color blanco.
La vivienda con tres niveles incluye en la planta baja una cocina con barra, amueblada con el modelo
de la firma gallega
, definido por un diseño de líneas puras y frentes lisos.
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