El nuevo campus de la
está situado en lo alto de una colina en el Complejo Ruso de Jerusalén, uno de los barrios más antiguos del centro de la ciudad.
Los nueve departamentos que componen la escuela albergan estudios, aulas, talleres, oficinas administrativas y espacios públicos como galerías, dos auditorios, una tienda y una cafetería.
La propuesta logra la integración del conjunto en su entorno gracias a una geometría escalonada de losas apiladas, conectadas mediante rampas y escaleras que permiten recorrer libremente el campus tanto interior como exteriormente, haciendo posible la conexión visual entre los distintos niveles y promoviendo así la interacción y comunicación entre los diferentes departamentos, actividades y estudiantes. La continuidad de las losas en el exterior da lugar a terrazas con vistas sobre la ciudad, mientras que la separación entre ellas en el interior origina grandes vacíos que recorren verticalmente el edificio, confiriendo independencia a cada una de las partes que lo conforman, al tiempo que permiten que los interiores se inunden de luz natural, y funcionando también como escaparate de las actividades de la escuela.
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