Un local en planta baja, situado en medio de la densidad de Ciutat Vella en un edificio del siglo XIX y con vistas sobre un jardín interior, recupera su función original de vivienda, después de haber sido una galería de arte.
Los requisitos de los clientes permiten compaginar el programa doméstico con una cabina de grabación de música que ocupará una parte de la planta semisótano , convirtiendo el patio-jardín en una espacio entre la casa y el estudio.
El proyecto consiste en entender la vivienda como una secuencia de espacios, donde las intervenciones se reducen al mínimo en el respecto de su carácter original.
La distribución se modifica en dos puntos para adaptarse al programa de los clientes que querían dos dormitorios independientes. En la zona de entrada, se genera la habitación para invitados con baño propio y zona de escritorio, iluminada a través de un patio interior. En la fachada hacía el jardín, al dormitorio principal se añade, mediante una abertura en el muro de carga, el baño en suite, precedido por la zona de guardarropa.
Generosos espacios de distribución, donde se guardan los mobiliarios de la antigua galería reutilizados como armarios, conectan en secuencia los espacios de la entrada con la zona del comedor y del salón. Estas últimas dos estancias, junto con el dormitorio principal, tienen acceso directo al jardín.
En el nivel inferior, en el espacio abovedado conectado por una escalera de caracol, se ubica la cabina de grabación de música electrónica del dueño, con un espacio de sala de proyección y estudio que será objeto de una segunda fase de diseño.
Materiales y soluciones
Se respetan los detalles de la época en que fue construido el edificio, como las ventanas de madera y las molduras en los techos de cañizo; se recuperan los suelos de madera macizas, tanto en el interior como en el exterior.
Las nuevas intervenciones destacan por los materiales empleados y en contraste con los originales: suelos continuos de
terrazo blanco en dormitorios, cocina y zonas de distribución; paredes de microcemento verde azulado en baños; puertas de hierro y vidrio en la cocina y baño de cortesía; armarios a medidas lacados en blanco.
En el jardín se recuperan las antiguas trazas de caminos de toba que separaban los parterres y que habían sido borradas por actuaciones previas que ocultaban el trazado original. Se vuelve a marcar el eje principal que unía las dos fuentes con la salida desde el salón y se añade una tarima de madera recuperada para la zona de solárium y de sombra. Pocas esencias son añadidas en la intervención para preservar el carácter del jardín.
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