Tipología:Escuela especializada Educación
Material:Piedra Granito
Fecha:2004 - 2007
Ciudad:Santiago de Compostela
País:España
Fotógrafo:Roland Halbe Janet González Valdés
Marca:Acciona
El proyecto se basa en dos ideas fundamentales: la primera nace de la concepción del lugar y del proceso de adaptación topográfica del edificio; la segunda es la exigencia de eficacia, que en este caso tiene que ver tanto con la premura con la que ha de ejecutarse la obra como con el hecho, estrictamente funcional, de que el edificio debe ser capaz de responder a una posible variación de programa a lo largo de la vida del centro.
Con estas dos ideas como punto de partida, el proyecto propone un edificio formado por dos piezas paralelas separadas entre sí por un gran patio acristalado. La primera de ellas, apoyada en la cota más elevada de la parcela, más densa y maciza, se transforma de alguna manera en el cuerpo de contención del desnivel topográfico y contiene el acceso al centro, así como todas las funciones que pudieran calificarse como usos ‘sirvientes’ a las funciones docentes y principales del edificio (control, administración, servicios e instalaciones en subsuelo). La segunda pieza, ligera y modular, se apoya en el nivel más bajo del terreno. Orientada hacia el sur, reúne de manera ordenada y homogénea todos los usos de aulas y talleres, de manera que los espacios puedan dividirse o agruparse en función de las diferentes necesidades. Ambas piezas quedan comunicadas a través de una serie de puentes, de mayor o menor anchura, que vuelan sobre un suelo ajardinado poblado de árboles. Una pieza más ancha, apoyada en ambos prismas y situada junto al acceso —de manera que pueda tener entrada directa desde el exterior—, contiene el salón de actos. El terreno se introduce de esta forma dentro del edificio, transformándose en jardín interior, y asume un papel referencial y organizativo importante, en la medida en que ordena todas las circulaciones del conjunto y permite, especialmente desde las plantas elevadas, las vistas sobre el cercano Monasterio de Conxo.
La estructura supone la más importante reflexión constructiva del proyecto. El cuerpo norte es el más denso y son los muros de hormigón, alguno de ellos de contención —posteriormente revestidos de granito— los protagonistas. Pero es al cuerpo sur, más ligero, al que corresponde la búsqueda de la mayor expresividad formal a partir de lo estructural. Así, unos perfiles fabricados con finos palastros metálicos —todo ello galvanizado y posteriormente atornillado como si fuera un mecano—, desafiando las leyes de la esbeltez, se construyen formando una ‘carcasa’ exterior independiente, sobre la cual, una vez ejecutada, se apoyan las losas interiores. Un homenaje indisimulado a Jean Prouvé.
{{item.text_origin}}