“Sin albañilería” esta fue la premisa de la que partía el proyecto, la principal exigencia del promotor se traducía en que debía ser una obra en seco, montada como si de un puzle se tratara. Piezas muy ajustadas encajando con exactitud.
El principal esfuerzo proyectual ha sido el de hacer encajar todas esas piezas, resolver todos los detalles constructivos y evitar los puentes térmicos. En obra, los gremios hicieron un trabajo de relojeros.
El programa es mínimo, el proyecto es mínimo; un lugar de vigilancia desde el que ver sin ser visto. Los materiales principales se reducen a dos: vidrio y madera. La solución: una fachada espejo que permite una visión 360º a la vez que privatiza el interior. Esta fachada envuelve estructura, techos y suelos de madera. El proyecto está ubicado en una fábrica de barnices por lo tanto a excepción del muro cortina y de la losa de cimentación, el resto de elementos constructivos fueron realizados en madera barnizada con distintos productos de la empresa.
Se ha procurado la máxima funcionalidad, poder atender visitas, vigilar y mantener un agradable ambiente interior para el trabajador, a la vez que se ha buscado la belleza con un proyecto de líneas rectas y con la menor cantidad de elementos constructivos posibles.
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