El diseño de esta vivienda para una pareja joven parte de la premisa de reducir la arquitectura a los mínimos elementos, de manera concisa y eficiente, a través de la escala del proyecto, la proporción de las piezas y los materiales utilizados.
Con una superficie construida de 195 metros cuadrados, el proyecto residencial está fragmentado en dos áreas: por un lado, un amplio espacio común, configurado por aberturas de vidrio y paneles de madera, que se convierte en una galería; por el otro, el sector cerrado, donde se ubican los programas de apoyo, como la cocina, los baños, la oficina y el dormitorio, construidos con mampostería de ladrillo. Ambas zonas están separadas por un jardín interior, elemento de transición con piedras naturales y vegetación, iluminado por un tragaluz longitudinal.
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