El encargo se trató de una casa de veraneo en el barrio cerrado "El Faro", ubicado a 9 km de la ciudad de Carmelo. El denso bosque de pinos que encontramos en el terreno, combinado con el programa de necesidades y algunas técnicas proyectuales para reducir el consumo de energía y recursos, terminaron definiendo gran parte del proyecto.
Al ser una casa de veraneo, se planteó un gran volumen central, pensado para pasar la mayor parte del tiempo, allí encontramos la cocina, el living y una gran galería con posibilidades de ser conectada mediante paños corredizos. Los cuartos si bien son pequeños disponen de un patio seco, generando una sensación de extensión hacia el exterior. Todos los espacios están pensados para conectar a través suyo a sus habitantes con la naturaleza, generando una simbiosis arquitectura-paisaje, que termina enriqueciendo la experiencia.
A la hora de emplazar la casa se retiraron los pinos necesarios para implantarla, alterando el bosque lo menos posible. Los pinos retirados fueron aserrados para el armado de los encofrados del hormigón visto, si bien no están mas físicamente, siguen estando presentes debido a sus betas impresas en el hormigón.
Para reducir el consumo de energía, además de estar bien aislada en muros y ventanas, se buscó orientar la casa, diseñar techos y aleros de manera tal que se aproveche en épocas de invierno la escasa incidencia solar para iluminar y calefaccionar. En épocas de más calor, se buscó evitar los rayos verticales del sol y generar corrientes convectivas de aire que ayudan en la refrigeración, reduciendo significativamente el uso energía a lo largo de todo el año.
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