“Vive y deja vivir”; tras esta frase se esconde un principio sarcástico sobre el modo de vida moderno, un modo de vida que rechaza todo aquel ritmo que no comulgue con él, un modo de vida que no deja tiempo para el ocio y el esparcimiento. Frente a esta conclusión, queremos plantear o, más bien, entender la casa como un refugio que sea capaz de darnos esa tranquilidad de espíritu al menos durante el tiempo que pasemos en ella.
Patios encalados, suaves líneas en el horizonte y espacios serenos, todo tiene que ver con una arquitectura del sur, una arquitectura mestiza que es perfectamente adaptable a esa idea de tranquilidad pretendida.
La organización de las viviendas se crea alrededor de un patio central en torno al cual giran todos los movimientos de la casa. En varios niveles hacemos constar las diferencias existentes y necesarias entre las distintas estancias.
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